Primera ejecución en Irán de una persona implicada en las protestas

La Judicatura iraní ha confirmado que ha llevado a cabo la primera ejecución por «crímenes» cometidos en el marco de la ola de manifestaciones y disturbios por la muerte bajo custodia policial de Mahsa Amini. De acuerdo con la agencia judicial Mizan, el condenado se llamaba Mohsen Shekari. Se le había procesado por moharabeh, que se traduce por hacer la guerra a Dios. Hay al menos 10 personas más sobre las que pesa la misma pena de horca por delitos similares.

Según Mizan, Shekari fue acusado de «intentar asesinar y fomentar el terror y privar al pueblo de su libertad y de su seguridad» el 25 de septiembre pasado, así como de «herir intencionadamente a un agente basiyí de servicio con un arma blanca, mientras bloqueaba la calle Sattar Jan de Teherán». De acuerdo con el relato del medio, el «alborotador» se abalanzó sobre «uno de los guardas de seguridad con un machete, hiriendo su hombro izquierdo de forma que requirió 13 puntos de sutura».

La acusación fue vertida en un Tribunal Revolucionario establecido en Teherán, el cual lidia estos días con toda suerte de casos relacionados con la participación de miles de iraníes en las manifestaciones que se desataron el pasado septiembre. Organizaciones opositoras y pro DDHH denuncian que se están realizando juicios sin estándares ni garantías. Facciones del sistema, como el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, han exigido rendir cuentas «de forma decidida» con los acusados.

Judicatura y medios iraníes presentan este caso como una prueba de la injerencia externa en las protestas que, aun habiendo sido mayormente pacíficas, han dejado más de 300 muertos, gran parte de ellos manifestantes abatidos por las fuerzas de seguridad. También se produjeron muertes entre los antidisturbios con armas que, según Teherán, se están intentando introducir en el país. Con ese argumento, la acusación declara que un cómplice ofreció dinero a Shekari por apuñalar al agente.

APELACIÓN INVÁLIDA

Los tribunales declararon inválida la apelación presentada por la familia del ejecutado, que ha denunciado a través de medios críticos que no conoció de antemano la orden inminente de ejecución y que recibió presiones de la Inteligencia para no hablar del caso durante los días previos. Además, desde entidades opositoras se ha denunciado que Mohsen Shekari, que oyó su sentencia el 23 de octubre pasado, fue posiblemente torturado a fin de obtener una confesión favorable al relato oficial.

Son una decena los condenados hasta el momento a muerte por su actuación durante la ola de descontento que se ha prolongado en Irán por casi tres meses. Los activistas creen que, con algunas acusaciones graves, basadas en delitos como guerra a Dios o corrupción en la Tierra, el sistema trata de amedrentar y disuadir a los potenciales manifestantes. Este martes, cinco personas más recibieron sendas penas de muerte bajo acusación de haber acabado con la vida de un paramilitar basiyí.

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