Evo evaluó tres alternativas antes de decidirse a renunciar
El expresidente le contó a la BBC que pensó sumarse a las protestas de su partido en La Paz, instalarse en el monte para resistir desde el Chapare y hasta tomar una división del Ejército para retener el poder.
Un año después de su renuncia a la Presidencia en medio de acusaciones de fraude y un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) que confirmó que hubo una «manipulación dolosa» de los resultados de las elecciones generales de 2019, Evo Morales volvió al país para instalarse en el Chapare.
En sus últimos días como refugiado en Buenos Aires, el líder del MAS recordó cómo pasó sus últimas horas como Presidente y reveló que antes de anunciar su renuncia pensó «plegarse a las protestas de masistas en La Paz, instalarse monte adentro y desplegar una especie de foco de resistencia rural desde la zona cocalera y hasta llegó a pensar en tomar el control de la Novena División del Ejército» según la BBC Mundo.
«Yo quería enfrentar esto con el pueblo, pero sólo uno de mi equipo me respaldó, hasta el vicepresidente (Álvaro García Linera) me dijo que no. Me decían que si acaban con Evo, acaban con este proceso», declaró Morales en entrevista con el medio británico.
La Novena División es una de las 10 que tiene el Ejército de Bolivia y su base se localiza en el municipio de Villa Tunari, provincia del Chapare, departamento de Cochabamba.
Evo relató que el domingo 10 de noviembre, después de presentar su renuncia y ya en Cochabamba, abordó un taxi con dirigentes de su partido y se internó en el monte.
«El equipo de seguridad se quedó y nosotros salimos de emergencia con algunos alcaldes y dirigentes en un carro de la Alcaldía. Nos hemos subido a ver cómo está la gente, habían empezado a bloquear por temas de seguridad y nos quedamos como un hora en una casita», relató.
Evo recordó que en esa casa de campo vacía, se recostó en una especie de colchón de paja y consiguió dormir dos horas.
Con los primeros rayos del día, el expresidente y sus colaboradores se trasladaron a una planta empacadora de plátanos vacía, donde pudieron ducharse, comer algo y seguir con los planes para concretar la salida.
No fue fácil, y según comentó Morales, hubo muchas palabras cruzadas entre el equipo de exfuncionarios que lo acompañaba y el comandante de la Fuerza Aérea, general Jorge Terceros.
Entre los puntos de tensión con los militares que recordó el exmandatario estuvo la prohibición inicial del ingreso de un avión militar extranjero a Bolivia, la sugerencia de que Evo contrate un avión privado que lo lleve hasta Lima, la oferta de salir en un vuelo proveniente de Estados Unidos, el pedido de una la lista de la tripulación de la Fuerza Área Mexicana que ingresaría al país, y la anulación de los permisos de tránsito por el espacio aéreo boliviano, autorizados horas antes.
Al final, el lunes 11 de noviembre por la noche, Evo llegó con el vicepresidente García y la que hasta entonces era ministra de Salud, Gabriela Montaño, al aeropuerto de Chimoré.
Montaño indicó en una entrevista desde Buenos Aires que unos dos kilómetros de la avenida que bordea el aeropuerto estaba cercada por campesinos que custodiaban la salida de Morales.
Unos pasos antes de subir al avión de la Fuerza Área Mexicana, ya pasada las nueve de la noche, Evo se acercó a la tierra, se arrodilló, hundió su mano y guardó un puñado en su mano con la promesa de volver, imitando lo que había hecho García Linera unos segundos antes, recordó la exministra.
«En ese momento pensé que iba a volver, que era sólo cuestión de tiempo», declaró Morales a la BBC Mundo.
Las imágenes registradas ese día lo muestran transpirado, aturdido y cansado mientras algunos lo abrazaban como queriendo retener su partida, en un viaje que primero lo llevó a México y sólo unas semanas después lo trasladó a Argentina, donde eligió a Luis Arce como su sucesor para postular a la Presidencia, que el MAS ganó el 18 de octubre.
Sólo unas horas después de que Arce juró como nuevo mandatario, Morales emprendió viaje hacia Bolivia, en una caravana que lo acompañó desde Villazón hasta el Chapare, hasta donde arribó el 11 de noviembre, justo un año después de su salida del país, en el mismo aeropuerto que usó para escapar luego de las elecciones de 2019.