«Mi hijo murió tras comer basura del botadero»: la muerte de un niño de 12 años que se convirtió en un símbolo de la pobreza extrema en Venezuela
Rudy Jose Arzolar Olivero vive en el oriente de Venezuela y desde hace semanas llora desconsoladamente la muerte de uno de sus 7 hijos.
«Pudieron haberlo salvado en el hospital, pero no lo atendieron bien. No nos hicieron caso», lamenta el hombre de 47 años desde su humilde hogar en el sector Las Delicias de Caicara de Maturín, en el estado Monagas.
El pasado 7 de abril, su hijo, Manuel Arzolar, de 12 años, murió tras ingerir basura en un vertedero cerca de su casa.
Como lo hacen muchos habitantes de este sector del país, Rudy fue con su familia al botadero local para recoger vidrio, plástico y hierro que luego venden por unos cuantos bolívares para subsistir. Allí también buscan qué comer.
Al terminar, yo me vine para mi casa y mis hijos se quedaron. Poco después, mi hija vino corriendo y gritando: ‘Papi, creo que Manuel está envenenado porque está tirado en el suelo sin poder moverse'», agrega.
El caso de Manuel Arzolar ha conmocionado a toda Venezuela.
«Es más rentable ir al basurero que trabajar»
Su muerte simboliza la pobreza extrema en la que muchas familias venezolanas han caído desde el comienzo de la crisis económica que azota al país desde hace una década
Antes había pobreza, pero yo nunca en mi vida vi gente comiendo del basurero», comenta una vecina de la tercera edad que prefiere mantenerse en el anonimato.
«La gente se ayudaba con la agricultura y con un trabajo se podía medio vivir. Ahora, en la Venezuela actual, es más rentable ir al basurero y vender plásticos que trabajar por un sueldo de 45 bolívares (US$2) mensuales», añade.
Rudy cuenta que hace poco trató de buscar un trabajo en la alcaldía, pero que no aceptó al darse cuenta de que ganaría más recogiendo en el vertedero que los US$2 que le ofrecían como sueldo.